- Ar-Risala
- Posts
- El porqué nada parece funcionar
El porqué nada parece funcionar
En lo que realmente deberías enfocarte
Hay algo que me preocupa. Y a ti también debería preocuparte.
Pero antes de entrar en eso quiero ponerte un poco en tesitura. Atento/a.
La mayoría de las personas que leen esta newsletter son jóvenes, musulmanes, hijos e hijas de inmigrantes. Tanto hombres como mujeres. Así que probablemente… también sea tu caso.
Y algo que me fascina en las familias musulmanas inmigrantes (y es lo que quiero tratar) es la cantidad tan absurda de trauma que engendran.
Y pensarás; “Anas, casi todo el mundo sufre traumas, no es algo único de los musulmanes inmigrantes”
Si bueno. Discúlpanos analista psicosocial. Pero es que la historia va para ti. Así que centrémonos por favor.
A lo que iba, que ya seas de Senegal, Marruecos, Gambia o Egipto… lo más probable es que mires atrás hacia tu infancia con una mueca de “Pfff… khsara. Ojalá las cosas se hubiesen hecho de otra manera”… ¿Verdad?
Seguro que sí.
Yo no soy muy diferente de ti que me estás leyendo.
La última vez que miré mi DNI tenía cara de al otro lado del estrecho de Gibraltar. Así que probablemente te entienda.
Yo también he tenido que pasar por ese aro. Y creo que tú y yo podemos estar de acuerdo en que ese aro te deja secuelas. Podemos notarlas o no, pero estar están. Eso seguro.
Encima es curioso, pero da la sensación de que todos los inmigrantes hemos vivido la misma vida.
Entorno familiar hostil, autoridad parental durísima, desconsideración absoluta de tus emociones y tus sentimientos, familia paterna/materna envidiosa y retorcida, peleas constantes en casa y (a menudo) tú acabas siendo la válvula de escape de la frustración de otros.
¿Te suena?
Espero no haberte provocado estrés postraumático. (lo más seguro es que sí, pero voy a hacer como que no ha pasado nada)
Crecemos condicionados por todas estas cosas. Cada uno de estos traumas que cargamos nos condiciona para el resto de nuestra vida.
Y lo he visto.
Lo he visto en mí mismo y lo he visto en cientos de otros. Así que sé de lo que hablo.
¿Recordáis al principio del mail que dijimos que algo me preocupaba y te debería de preocupar a ti también? Pues voilà, es esto.
Esta bola enorme de condicionamientos emocionales y mentales que se nos ha quedado atascada en el pecho desde los 8 años.
Y estoy seguro no, SEGURÍSIMO, que más de uno leerá esta Risala y pensará “pues no es mi caso, a mí no se me han quedado secuelas. Soy fuerte mentalmente, no como estos.”
Tranquilo “Jean-Claude Van Damme”. Tranquilo “Sidi S3ays3a”.
Pero temo decirte que lo más seguro es que tu mente haya enterrado esos traumas y haya divertido tu atención hacia otro lado como mecanismo de defensa.
Así que no eres fuerte. Eres inconsciente. Que es diferente.
Y por muy enterrados que estén tus traumas… siguen haciendo efecto. Lo que pasa es que no lo quieres ver porque atribuyes esos efectos a “tu carácter”.
Yo mismo he sido así. Un cretino que se las daba de duro y que creía que todo lo que tuviese la palabra “emocional” estaba hecho para las Fátima Zohras y para las Leilas. Que eso no iba con los hombres masculinos “estoicos” (como me consideraba en aquel entonces).
Pero me acabé dando de bruces con la realidad.
Un reality-check bien duro y bien merecido que por muy poco me costó una depresión. (Hablo completamente en serio, ya lo contaré otro día)
Y algo de eso hablamos en el anterior mail.
Me acabé dando cuenta de que el sabotaje de mis progresos y la amenaza a mis avances… venía de dentro.
De mis entrañas.
De mis traumas, mis sesgos y mis condicionamientos.
Y casi todos (por no decir todos) estamos en las mismas.
Sentimiento de inferioridad, falta de autoestima, resentimiento, falta de enfoque y disciplina, inconsistencia con el rezo y las adoraciones, ansiedad y sobre pensamiento, catastrofismo, hipersensibilidad emocional, miedo al abandono, miedo al apego… de todo.
Si no tienes una cosa tienes otra. Si no es grave es leve. Pero estar ahí… está.
Y antes de querer ser una persona excelente y exitosa, probablemente tengas que conocerte más a ti mismo/a y quitarte un par de cosas de dentro que te sabotean y te limitan.
Y te lo digo por experiencia y conocimiento de causa.
La gente se llena la boca diciendo que la habilidad más importante es tener un título, otros dicen que no, que lo más crucial son las habilidades de negocios…
… Pero yo te puedo decir con la máxima seguridad posible… que lo más importante es la gestión y la inteligencia emocional.
Y PUNTO.
No quiero escuchar otra cosa. Estoy dispuesto a pegarme con quien diga lo contrario.
Y ya no lo digo solo yo, numerosos estudios han determinado que la gestión y la inteligencia emocional son el factor más correlacionado con el éxito.
Así que te lo dije la semana pasada y te lo repito esta.
Si quieres llegar lejos en la vida, empieza trabajando desde dentro. Créeme.
Hoy en día estoy viviendo una vida que jamás hubiese imaginado vivir. Alhamdulilah. He acumulado éxitos que consideraba imposibles. Y después del tawfiq de Allah te puedo asegurar que es porque he dominado el arte de gestionar mis emociones. De conducir mi nafs.
Así que te toca a ti también.
Espabila.
PS: Si te sientes identificado con todos estos problemas que sueles leer en los mails y quieres cambiar tu vida al completo, rellena este formulario y si puedo ayudarte me pondré en contacto contigo de inmediato