No puedes cambiar a la gente que te rodea

Salamu alaikoum wa rahmatullah

Hoy quiero compartirte una lección muy valiosa, y tú, haz con ella lo que te dé la gana.

Recuerdo que hace años leí un libro llamado “Predictably Irrational”. Un libro en el que se explica como nuestra forma de ver el mundo y tomar decisiones a menudo no tiene sentido (irracional) y ni siquiera nos damos cuenta de ello (inconsciente).

Te voy a poner un ejemplo de ello. Te voy a poner a continuación una imagen y quiero que me respondas:

¿Cuál de las dos pelotas naranjas es mayor?

¿La de la derecha?

Error

Las dos son iguales. Pero engañan al ojo, ¿verdad?

Eso pasa porque los seres humanos priorizamos las cosas y les damos valor basándonos en con qué las comparamos.

Te pongo otro ejemplo más claro y que probablemente conoces mejor.

Si vas a un restaurante de comida rápida y te dicen:

• Menú pequeño 2,50 €

• Menú mediano 4,20 €

• Menú grande 5,00 €

¿Qué menú elegirás?

Probablemente el grande. Porque dirás “por 80 céntimos me cojo el más grande”. ¿Ves a lo que me refiero?

La razón por la que eliges el grande es porque lo has valorado comparándolo con el mediano.

Un menú grande por 5 € no sé qué tanto valdrá la pena, pero un menú grande por solo 80 céntimos más que el menú mediano seguro que vale la pena.

Comparamos las cosas. Siempre. Todo el rato. Así somos los humanos.

Y a donde quiero ir con toooodo esto es, que nuestra tendencia a comparar las cosas no solo se reduce a juegos visuales en una foto o menús en un restaurante.

Nuestra propia vida, prioridades, objetivos y aspiraciones, conducta y comportamiento… también calificamos estas cosas a través de la comparación.

¿Comparación con qué? Con la vida de las demás personas, evidentemente.

Las personas que nos rodean.

Si estás rodeado de personas que aspiran a poco, hacen poco, se esfuerzan poco, creen poco y, por otro lado, se quejan mucho, hablan mucho y pierden mucho el tiempo

¿Qué te crees que pensarás de ti mismo?

Con tal de tener un par de euros más en la cuenta de banco, cometer un par de pecados menos y tener un par menos de cosas de las que quejarte, pensarás que no estás naaada mal y no tendrás urgencia por progresar en tu vida.

Porque tu punto de referencia serán las personas mediocres que te rodean.

Te verás así junto a los demás:

¿Pero cómo te crees que te verás junto a personas con una fe y una ‘ibadah excelentes, unas aspiraciones altas, una ética de trabajo admirable y unos conocimientos valiosos?

Ahí ya no pensarás “no estoy tan mal”. Ahí pensarás “estoy muy mal”. Ahí te verás así:

Y como consecuencia sentirás la urgencia de crecer, mejorar y progresar. Porque tu punto de referencia será la gente piadosa, exitosa, admirable y trabajadora que te rodea.

Ahora bien. Quiero que esto que te voy a decir ahora te quede muy claro.

Que tú quieras cambiar y progresar, no significa que la gente que te rodea también lo quiera.

Que tú estés incómodo viviendo como vives, no significa que la gente que te rodea lo esté también con cómo viven.

Que tú estés dispuesto a sacrificar lo que haga falta por mejorar tu vida, no significa que la gente que te rodea lo esté también

y sobre todo…

… Que ellos sean tu familia o tus amigos no significa que vayas a poder convencerles de apuntar tan alto como tú o hacer el mismo cambio que tú.

La gente con la que se empieza un camino a menudo no es la gente con la que se acaba un camino.

Así que si quieres priorizar tu progreso y tu cambio en la vida y quieres convertirte en una mejor versión de ti mismo/a, probablemente te va a tocar cambiar de gente.

Recuerda:

Te veo en el próximo mail

PD.: Si todos tus intentos de mejorar en tu vida personal, espiritual o profesional fracasan, probablemente es porque tu propia mente es la que te está saboteando y estás siendo víctima de tus propios pensamientos y emociones constantemente. Si quieres arreglar eso de una vez por todas te dejo aquí una clase gratuita y una solución hecha para musulmanes como tú ←